Por: Valentina Rodríguez- Asesora equipo legislativo UTL Representante Daniel Carvalho
El hambre en Antioquia es un problema alarmante que ha alcanzado proporciones críticas. A pesar de los esfuerzos institucionales, el 38% de los hogares en el departamento enfrenta inseguridad alimentaria moderada o grave, según el informe de Antioquia Cómo Vamos. Lo que significa que alrededor de 211,000 personas luchan diariamente por tener acceso a alimentos suficientes.
Las causas de esta crisis son complejas y están interconectadas, la inseguridad alimentaria no solo refleja la falta de acceso a los alimentos sino otros problemas estructurales como la pobreza monetaria, (que afecta al 28.8% de la población), el alza de los precios de los alimentos, la falta de acceso a los servicios públicos, además de los obstáculos que enfrentan los agricultores debido a la falta de acceso a la tierra y a la violencia ejercida por grupos armados.
Las zonas más afectadas son el Urabá (65%) y el Bajo Cauca (56%), donde el impacto es más severo, más de la mitad de las familias en estas regiones sufren hambre o desnutrición, especialmente en los municipios de Turbo y Necoclí. Este fenómeno se extiende a todo el departamento. Además, la población más afectada es la primera infancia, en el 2023 se reportaron más de 2,251 casos de desnutrición aguda en menores de cinco años, lo que evidencia una falta de atención crítica a la primera infancia. Este problema no solo afecta a su desarrollo físico, sino también a su capacidad cognitiva y, a largo plazo, limita las oportunidades de romper el ciclo de pobreza que domina sus entornos familiares
¿Qué hacer para solucionar este problema?
Es fundamental fortalecer las políticas agrícolas para incentivar la producción local y reducir la dependencia de la importación de alimentos. El campo colombiano, especialmente en Antioquia, tiene el potencial de abastecer a las familias si se le dota de recursos y condiciones óptimas del uso de la tierra.
A su vez, mejorar la infraestructura vial es indispensable para que los alimentos producidos puedan llegar a tiempo a los mercados sin que se deterioren en el camino.
Otro aspecto clave es la promoción de prácticas alimentarias saludables. Muchos de los problemas de desnutrición infantil provienen de una mala preparación de los alimentos. Es crucial educar a las familias sobre la importancia de una dieta balanceada y nutritiva, y enseñarles cómo sacar el máximo provecho de los productos locales.
Los esfuerzos institucionales: ¿son suficientes?
La administración departamental y la gobernación han implementado programas como el “Plan de Desarrollo Por Antioquia Firme”, que asigna recursos para la seguridad alimentaria y el fortalecimiento de las economías locales. También se ha invertido en huertas de autoconsumo y en la mejora de los restaurantes escolares. Pero, ¿estos esfuerzos son suficientes para frenar esta problemática?
La inversión en infraestructura es clave para garantizar que los alimentos lleguen a quienes más los necesitan, y la articulación interinstitucional puede optimizar los esfuerzos, pero sin un enfoque integral que considere las necesidades específicas de las diferentes subregiones de Antioquia, estas medidas no serán suficientes. Los municipios más afectados requieren intervenciones más urgentes y focalizadas.
El reto no es menor, el hambre sigue afectando con tanta fuerza a esta región. Es hora de que tanto las autoridades locales como nacionales asuman la inseguridad alimentaria como una prioridad de primer orden y, sobre todo, que la ciudadanía también entienda que este es un problema que nos afecta a todos.
Leave a Reply