Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo y nos destacamos por nuestra riqueza ambiental: el primero en aves y orquídeas; el segundo en anfibios, mariposas y plantas; el tercero en palmas y reptiles; y el cuarto en mamíferos. Asimismo, es un país urbano, el 77,1% de la población vive en las ciudades.
Somos un país biodiverso, urbano y frente a una crisis climática, por eso en mi vida profesional, académica y política he trabajado para lograr que las ciudades sean más sostenibles, más verdes y más equitativas; teniendo claro que lo urbano está íntimamente conectado con lo rural y viceversa.
Las ciudades deben reequilibrar su relación con el mundo natural, para hacerlo posible se necesita conectar la política, la academia, la planificación, el sector público y el privado para que se tomen acciones, se invierta y se proteja en la naturaleza urbana. En el Congreso de la República abandero asuntos cruciales para lograr tales objetivos: calidad del aire, gestión del ruido, arborización de las ciudades, movilidad sostenible (peatones, bici y transporte público), seguridad vial, bosques urbanos y cambio climático, protección del agua (humedales, quebradas y ríos), ordenamiento territorial ambiental, entre otros.
El himno de Antioquia empieza y termina con la palabra libertad. Defender los derechos y las libertades individuales es un mandato que tengo como Representante a la Cámara por Antioquia.
En el Congreso de la República trabajo por los derechos de las juventudes, la población diversa y la promoción de espacios seguros para las mujeres, con condiciones equitativas. Buscamos desmilitarizar la juventud y profesionalizar a nuestra fuerza pública, reformar a la policía y transformar la fallida política de drogas. La construcción de paz respetando y valorando las libertades y los derechos de los individuos es una prioridad para país.
¡Oh libertad!|
Las principales transformaciones sociales que nos mueven son, eminentemente, transformaciones culturales. Nuestra construcción de identidad nacional es un asunto que debería estar en los primeros niveles de importancia de los gobiernos nacional y territoriales, pero las políticas públicas para los creadores y la ciudadanía cultural son insuficientes.
Nuestra visión de cultura es consciente de la necesidad primordial de que se conciba como un derecho, comprendiendo también los derechos económicos y la pregunta por la sostenibilidad de las organizaciones culturales.
Asuntos como el acceso a la cultura, el consumo cultural, las políticas sectoriales (para la música, el cine, los teatros, los museos, los eventos públicos, los contenidos digitales, entre otros), y el patrimonio cultural son algunos de los temas de esta línea de trabajo.